El término “Mamón” no es muy conocido hoy en día, pero es importante que entendamos la importancia que tiene en la Biblia. Su origen es una palabra del arameo que significa “dinero” o “riqueza” (el arameo era el idioma local de Israel en los tiempos de Cristo). Aparece en el Nuevo Testamento griego en Mateo 6:24 y Lucas 16:11, 13, y se traduce literalmente como Mamón en las versiones más antiguas. Más adelante, se empezó a traducir como dinero, bienes o riquezas.
La raíz del término es “Aman”, que significa “aquello sobre lo cual uno deposita su confianza”, o “aquello que sostiene o nutre al hombre”. Conlleva la noción de depositar, estar firme, de que algo es confiable, fuerte, duradero e incluso eterno. En relación con el concepto de dinero, Mamón parece indicar que el dinero es fiel, los tesoros son confiables, Mamón es fiel y verdadero, o en Mamón los hombres depositan su confianza.
El dinero muchas veces es poder al servicio de un ídolo, Mamón…en el “presente siglo malo” (Gál 1:4), el injusto Mamón (Lc. 16:11) es un siervo del diablo.
Sin embargo, es interesante comparar y contrastar el término arameo “Aman” con un término hebreo muy similar: “Amén”. “Amén” significa “completa confiabilidad”, “ciertamente” o “que así sea”. Es una palabra que está asociada con el nombre de Dios y se refiere a su veracidad y fiabilidad absoluta. Tanto el Antiguo como en el Nuevo Testamento llaman a Dios “la verdad” y “el amén” (Is. 65:16; Ap. 3:14). Por lo tanto, en cierto sentido, Mateo 6:24 marca un contraste entre Dios —“el Amén”— y Mamón —un dios falso—, o se contrasta la verdadera riqueza con las falsas riquezas, o la verdad con la falsedad:
Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas [Mamón].
Podemos ampliar nuestra comprensión del término si consideramos la enseñanza que el resto de la Biblia nos ofrece acerca del dinero. En blogs anteriores escribí:
- El dinero es poder: nos permite obtener las cosas que codiciamos, nos proporciona un sentido de
independencia y orden, nos da la capacidad de controlar y dominar, y es protección en un mundo de pecado.
- El dinero es estatus: nos da estabilidad, la aprobación de nuestros pares y nos permite perpetuar nuestro propio nombre y entrar en la “eternidad” mediante la entrega de una herencia y la filantropía.
- El dinero es “la respuesta para todo” (Ec. 10:19): nos permite controlar nuestro entorno, comprar nuestra seguridad, disfrutar del fruto de nuestro trabajo y determinar nuestra propia identidad.
Por lo tanto, el dinero muchas veces es poder al servicio de un ídolo, Mamón. A su vez, en el “presente siglo malo”, como lo llamó Pablo en Gálatas 1:4, o “bajo el sol”, en palabras de Salomón (Ec. 1:3), el injusto Mamón (Lc. 16:11) es un siervo del diablo. Sobre esa base, podemos extrapolar lo que dice Mateo 6:24 y reformular el versículo de la siguiente manera:
Nadie puede servir a dos amos… ustedes no pueden servir a Dios y a un ídolo. A ningún ídolo.
o
Nadie puede servir a dos amos… ustedes no pueden servir a Dios y a Satanás.
Si examinamos Mateo 6:24 y su contexto inmediato (vv. 21-24), podemos concluir con más precisión que hay un conflicto crónico y sistemático entre dos grandes amores: Dios y Mamón, Dios y los ídolos, o de hecho, Dios y Satanás:
No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corroen, y donde los ladrones minan y hurtan. Por el contrario, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corroen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. […] Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.
La siguiente representación temática del versículo 24 revela las dimensiones opuestas y antagónicas del culto a Mamón:
Nadie puede servir a dos amos,
pues odiará a uno
y amará al otro,
o estimará a uno
y menospreciará al otro.
Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.
Observemos la variedad de temáticas en paralelo y en contraste que hay en Mateo 6:24. La primera oración y la última están en modo indicativo. Jesús afirma una realidad simple que debería ser obvia para todos: así como no podemos servir a dos amos humanos, tampoco podemos adorar a dos amos divinos. La imposibilidad de una doble servidumbre es evidente, dado que es imposible servir a Dios y a Mamón (los ídolos). El sujeto “nadie” nos muestra la naturaleza universal del dilema e incluye a todo ser humano dentro de la imposibilidad. Implica que toda persona debe servir a uno o al otro, pero no a ambos. No hay un terreno neutral al cual huir en lo que refiere a la idolatría.
El resto del vocabulario del pasaje lo demuestra. “Servir” en este contexto significa “ser un esclavo”. Los esclavos eran muy conscientes de que pertenecían a alguien más. Tal relación les demandaba una absoluta dependencia, un compromiso total y exclusivo. En virtud de su posición, los “señores” también eran la autoridad absoluta e indiscutida sobre la vida de sus esclavos. Por lo tanto, “servir a Dios” significa amar a Dios.
Del mismo modo, “odiar” u aborrecer tenía un sentido igual de absoluto y totalitario. Indicaba que había hostilidad hacia otra persona. “Estimar” y “menospreciar” son opuestos irreconciliables. “Amar” significaba “unirse” o, en términos idiomáticos, “apegarse a alguien” y “volverse uno con” esa persona. “Odiar” indicaba un sentimiento de desprecio y desdén, por el cual uno considera al otro despreciable.
Entonces, amar o servir a Mamón (el dinero, los ídolos, Satanás) significaba odiar a Dios, mientras que amar y servir a Dios significaba odiar a los ídolos. El trasfondo cultural del término y su matiz negativo sugieren que Jesús estaba haciendo una evaluación polémica y espiritual sobre Mamón o el dinero en el versículo 24. Mamón, como bien indica la naturaleza misma del término, es un farsante, un impostor del verdadero Dios, el Amén. Jesús dijo que Mamón es una contradicción total, un insulto a Dios, puesto que solo él es fiel y verdadero; parecía estar diciendo que Mamón es un poder satánico que esclaviza a la humanidad por medio del amor al dinero.
Mamón desea convencernos de que en realidad deberíamos amar el dinero y todo lo que el “presente siglo malo” nos ofrece por medio del dinero, cuando la verdad es que debemos amar solo a Dios y su reino. Necesitamos dinero, de eso no cabe duda, y la gracia común que recibimos de parte de Dios mediante la cultura es una bendición. Sin embargo, nuestra fuente de esa bendición no es Mamón ni los ídolos, sino Dios; y la forma en que usamos el dinero no debería estar determinada por las reglas del dinero que impone Mamón ni por la sabiduría mundana, sino por la ley de la fe, la santidad y la gracia de Dios.
* A continuación verá enlaces a otros blogs y artículos sobre el dinero publicados en este sitio:
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