¿Qué harías si fueras realmente un hombre rico o una mujer rica? ¿Cómo gastarías tu dinero? ¿Qué estilo de vida adoptarías? Para ponerlo de otro modo, ¿qué harías si tuvieras (un million) $1,000,000? O, supongamos que sos una persona normal, con un estilo de vida de clase media, ¿cόmo usarías unos $10,000 o $100,000 extra? ¿Usarías el dinero según las demandas del consumismo, para invertirlo en “tesoros en la tierra”, o lo invertirías en “tesoros en el cielo»?
Por un lado, ¿podrías orar de esta manera?
«El aspecto más sutil y peligroso del ministerio del dinero es la falsa sensación de poder que da.»
Desde otra perspectiva, cualquiera sea tu status económico, ¿podrías orar estas dos peticiones sacadas de Proverbios 30:7-9 (RVC)?
Solamente dos cosas te he pedido; ¡concédemelas antes de que muera!
Aparta de mí la vanidad y la mentira, y no me des pobreza ni riquezas.
Dame sólo el pan necesario.
Piensa un momento conmigo acerca de lo que implica esta oración. La primera petición es un pedido de integridad ligado a una oración sobre el dinero. Cuan opuesto es esto en el mundo de dinero, en el cual, muy a menudo, mentir, engañar, decepcionar y manipular es la forma en que se hacen negocios.
La Biblia, por otro lado, demanda integridad económica. Proverbios 11:1 dice: «La balanza falsa es abominación al Señor, pero el peso cabal es su deleite.» (LBLA) Ezequiel 22:12 dice sobre los líderes de Israel: «En ti se ha recibido soborno para derramar sangre; has tomado interés y usura, y has dañado a tus prójimos, extorsionándolos y de mí te has olvidado’ —declara el Señor Dios.»
Segundo, considera la petición a Dios que hace la oración sobre el dinero: «No me des pobreza ni riquezas. Dame sólo el pan necesario.» Esta petición asume que Dios es su proveedor y protector; en contraposición con el dinero o el consumismo del hoy. La segunda petición ruega sólo por o que es necesario, y esto es importante. Cuán diferente es esta expectativa de lo que el consumismo nos promete. Esto que pide, asume una libertad del amor al dinero y un corazón satisfecho y agradecido. Nuevamente, ¡qué gran diferencia con la economía consumista en la que vivimos!
Tercero, observemos la lógica de esta oración en la petición sobre el dinero al final del pasaje: «No sea que, una vez satisfecho, te niegue y diga: «¿Y quién es el Señor?» O que, por ser pobre, llegue yo a robar y ofenda el nombre de mi Dios.» (RVC) Esto es bastante importante. Todas las clases económicas se enfrentan a tentaciones similares y diferentes. Todos somos tentados a amar el dinero más que a Dios. Todos somos tentados por la corrupción y el engaño en nuestras operaciones financieras. Todos somos tentados a desarrollar una mentalidad de víctima («pobre de mi!»), o un sentido de derecho en el que creemos que todos nos deben algo. Estos podrían ser nuestros padres o un empleado o el gobierno—incluso Dios. Pero, las tentaciones del rico y del pobre también son distintas.
Para el pobre, según este Proverbio, la tentación es convertirse en una persona amargada y cínica, lo cual llevaría a una actividad criminal con el fin de asegurarse un medio de vida. Para el rico, la tentación es sentirse (en comillas) “satisfecho” o “lleno”, como la Biblia llama “olvidarse” de Dios. Una vida de placer, de alivio y lujo pueden cegarnos y ensordecernos espiritualmente. Las riquezas pueden comprarnos un poquito de cielo en la tierra. Con dinero podemos reconstruir nuestro propio Edén, lo que Jesús denominó “tesoros en la tierra” y con esto nos contentamos. De hecho, demuestra que cuanto más dinero hacemos, a menudo, nos convertimos en personas menos generosas y amables.
Permítanme concluir con esta cita acerca de la riqueza, por el teólogo Richard Foster:
La riqueza es una cosa peligrosa. Toda la tradición bíblica revela esa verdad… Dios llama a algunos a aumentar sus ingresos con el fin de utilizarlos para el bien de todos… Estamos tratando con dinamita. La riqueza no es para los neófitos espirituales; serán destruidos por ella. Sólo las personas que tienen las manos limpias y un corazón puro pueden, con toda esperanza, manejar este «vil metal» sin ser contaminados. La gula, el orgullo, la codicia, la avaricia pueden desarrollarse sin dar aviso. Este camino está plagado de grandes frustraciones y tentaciones y los que andan en él se enfrentan a decisiones desconcertantes y opciones morales trágicas que la mayoría de las personas nunca tendrán que considerar…El aspecto más sutil y peligroso del ministerio del dinero es la falsa sensación de poder que da.
Empezamos a sentirnos en control. Otros comienzan a buscarnos, no por lo que somos, sino por lo que tenemos. Empiezan a mirarnos de formas espiritualmente destructivas. En un sentido importante, el dinero es poder y tenemos el poder de determinar el futuro de tal o cual proyecto o causa, y ellos lo saben. Y, lo más destructivo de todo, nosotros lo sabemos. El orgullo espiritual asoma su fea cabeza cuando se filtra el pensamiento de que estamos a cargo, tenemos el mando. El deslizamiento degenerativo continúa hasta que nace un nuevo seudo-salvador.
Muy claros conceptos acerca de las consecuencias funestas que trae el amor a las riquezas que propone el mundo y aún las falsas doctrinas promovidas desde púlpitos evangélicos. La única chance que tenemos para no caer en su trampa es acercarnos mas a Dios, amarlo con todo nuestro corazón y permitir que el Espíritu Santo gobierne nuestra voluntad y cada uno de nuestros actos.
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