Dios va al cine

¿Estás buscando un punto de contacto que te permita razonar y debatir con personas no cristianas? ¿Buscas intereses en común que den lugar al diálogo sobre temas realmente relevantes, a fin de compartirles el Evangelio?

Una de las actividades más fructíferas a la hora de intercambiar reflexiones es ir al cine. En las películas populares, encontramos muchas ideas expresadas de formas creativas: cosmovisiones, valores, conceptos sobre la naturaleza del ser y, especialmente, teología.

¿Por qué? Porque según la cosmovisión bíblica, los seres humanos tenemos una espiritualidad innata. Buscamos sentido y propósito. Necesitamos amor y un objeto al cual rendir adoración. Anhelamos ser creativos. Nos esforzamos por comprender y evitar el mal. Nuestros aparatos culturales contienen una infinidad de afirmaciones religiosas y filosóficas. Podemos aprender a usar esas afirmaciones e interrogantes como herramientas que den pie a conversaciones acerca del Evangelio.

Por ejemplo, hace poco vi una película muy interesante en Netflix, se llama El hombre que conocía el infinito. Trata de un hombre hindú muy devoto que era un genio matemático autodidacta. En 1913, Srinivasa Ramanujan viajó a la universidad Trinity College, de Cambridge, para estudiar bajo la guía del profesor G. H. Hardy, un ateo. La historia plantea preguntas fascinantes sobre la fe y la ciencia (matemática), el sentido de la vida, el cristianismo y el hinduismo, las revelaciones y los prejuicios raciales, por ejemplo.

Hay tres diálogos cortos que mantienen Ramanujan y Hardy y que ilustran la rivalidad que existe entre la espiritualidad y el mundo moderno.

Hardy: No, Dios y yo no nos llevamos bien. Si yo me preparo para un día de lluvia, entonces no
llueve. (Mira hacia las nubes y sigue diciendo…). Hasta ahora todo en orden, porque estoy pasando
el día en la biblioteca. Seguro salga el sol. Verá, yo soy lo que se llamaría ateo.
Ramanujan: No, señor. Usted sí cree en Dios. Sólo piensa que no le cae bien.

Doctor:  El problema está en los pulmones.
Hardy: Desde hace tiempo tiene una tos fatal.
Doctor: No, no es sólo tos. Es una tuberculosis y está en un estado avanzado.
Hardy: (estupefacto y triste) Bueno. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Doctor: Rezar. Sólo un milagro puede salvarlo.

Hardy: La vida, para mí, siempre ha sido la matemática.
Ramanujan: ¿Quiere saber de dónde saco mis ideas? Mi diosa, Namagiri. Ella me habla y pone
fórmulas en mi lengua cuando hablo. A veces también mientras le rezo. ¿Me cree?
Hardy:  … Pero yo no creo en Dios. No creo en nada que no pueda probar.
Ramanujan: Entonces no me cree. ¿No se da cuenta? Para mí ninguna ecuación tiene sentido si no
expresa el pensamiento de Dios.

¿Cómo podría usarse esta película para generar un debate con personas no cristianas o para instruir a la iglesia? A continuación, les dejo cinco preguntas que pueden servirles de guía:

  • ¿Cuál es el mensaje de la película? ¿Qué afirma, fomenta o rechaza?
  • ¿Cómo se expresa ese mensaje en la película? (mediante las actuaciones, el guion, las escenas, etc.)
  • ¿Qué cosmovisiones, éticas o temas teológicos plantea la película?
  • ¿Qué enseña la cosmovisión bíblica sobre esos temas? (comparen y contrasten)
  • ¿Cómo podrías entablar una conversación sobre esta película con un no creyente?

Para ver más ideas sobre el cine y la predicación del Evangelio, visiten la página web de Ted Turnau, Faith-Popular Culture-Imagination, y descarguen su kit para una noche de películas (“Movie Night Kit”, disponible en inglés). También encontrarán artículos y un blog escrito por él y publicados en esta página web (disponibles en español).

 

 

 

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