Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, recibimos el mandamiento de honrar al Señor con nuestra mente (Dt. 6:4-5; Mt. 22:37). En vistas de ese mandato, les propongo examinar un libro del Antiguo Testamento que suele considerarse uno de los más desafiantes y enigmáticos para la mente en toda la Biblia: el libro de Job.
La naturaleza intelectual del libro de Job es evidente. Un comentarista ha dicho sobre Job: “A través de un vehemente lamento frente a los amargos sentimientos que lo embargan, Job logra asimilar y comprender su angustia y canaliza los pensamientos de su mente para buscar alguna solución al dilema en que se encuentra”. Claramente, el libro invita a sus lectores a sumergirse junto a Job en una reflexión profunda. De hecho, el texto contiene muchos términos que están relacionados con el conocimiento. Verbos tan comunes como “conocer” o “saber” y sus variantes aparecen más 60 veces. El vocabulario acerca de la mente es diverso y variado. Encontramos palabras como:
conocer, conocimiento, entender, entendimiento, inteligencia, saber, sabiduría, sabio, docto, pensar, pensamiento, discernir, discurso, creer, necio, necedad, percibir, ciencia, verdad, mentir, mentira, mentiroso, error, desmentir, consejo, consejero, aconsejar, inquirir, indagación, buscar, busca, probar, reprender, reprensión, engaño, engañado, palabras precipitadas, palabras inútiles, palabras vacías, razón, razones, argumento, concepto, replicar, vanidad, vano, vanamente, enseñar, enseñador, atender, oír con atención, prestar atención, recapacitar, recordar, memoria, discursos que son como el viento, palabras que son como viento impetuoso.
Cabe mencionar que expresiones como “discursos de un desesperado, que son como el viento” y “las palabras de tu boca serán como viento impetuoso” se asemejan en su sentido a la conocida expresión moderna “mucho ruido y pocas nueces”, que también se refiere a que las palabras o pensamientos de una persona intentan provocar un gran revuelo pero que en sí mismas no significan mucho. Tienen poco o nada de valor y considerarlas es una pérdida de tiempo.
Además del vocabulario mencionado de Job, también encontramos vocabulario más especializado en relación con al menos tres tópicos. En primer lugar, vemos términos que aluden a una disputa legal: contender, caso, exponer una causa, abogar una causa, argumento, responder, probar, perdonar, defender, suplicar, árbitro, queja, quejarse y mostrar (parcialmente). En segundo lugar, encontramos muchas expresiones idiomáticas relacionadas con el corazón (unas 29 veces). En particular, el término que se traduciría como “corazón” se encuentra en el contexto de pensar en cuanta considerar (Job 2:3) y entender (Job 8:10; 11:12; 12:3, 24; 34:10, 24; 36:5).
En tercer lugar, también proliferan los términos relacionados con la sabiduría: “conocimiento”, “entendimiento”, “consejo”, “sabiduría” y sus variantes aparecen muchísimas veces a lo largo del libro. También se los encuentra juntos muchas veces para expresar algún significado en particular. Además, vemos expresiones que denotan un temor de Dios al menos trece veces. En particular, encontramos que “sabiduría”, “entendimiento” y sus variantes van de la mano con el temor del Señor a lo largo del discurso de Job sobre la sabiduría (Job 28:12, 20, 23, 28).
Es más, el uso de la interrogación recalca la naturaleza deliberativa del debate entre Job y sus amigos, y de Job con Dios. Sus preguntas cuestionan las capacidades de Dios, los actos de Dios y del ser humano, se preguntan por el qué y cuándo, el deber, la existencia y el hasta cuándo de las cosas. Job también se pregunta muchas veces el porqué de lo que enfrenta o de ciertas verdades de la vida, en particular dirigiéndose a Dios. Por ejemplo, leemos:
¿Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre? (Job 3:21)
¿Por qué me pones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí mismo? (Job 7:20)
¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo? (Job 13:24)
¿Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riquezas? (Job 21:7)
Así, vemos que el diálogo entre Job y sus amigos da muestras de argumentación entre ellos (capítulos 4 al 37). Cada uno critica el vano razonamiento del otro, dadas sus presuposiciones. Los amigos perciben en Job un esnobismo intelectual y le preguntan: “¿Por qué somos tenidos por bestias, y a vuestros ojos somos viles?” (Job 18:3). Se envuelven en fuertes polémicas con Job y le dicen: “Tú también disipas el temor, y menoscabas la oración delante de Dios. Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos. Tu boca te condenará, y no yo; y tus labios testificarán contra ti” (Job 15:4-6). Las réplicas de Job son igual de categóricas: “Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros médicos nulos. Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría” (Job 13:4-5).
La lección que podemos extraer de este análisis es la siguiente: apliquemos nuestra mente al texto. No esperemos que interpretar la Biblia sea tarea sencilla. A veces, estudiar las Escrituras requiere un enorme esfuerzo intelectual, pero la recompensa es muy grande: llegamos a conocer mejor a Dios y logramos entender el mundo desde su punto de vista.
Traducido por Micaela Ozores