El personalismo de los argentinos. Una característica formadora de identidades, generadora de parámetros y prescripciones culturales, y sostenedora de esperanzas y desilusiones no buscadas

En esta tercera sección hago la primerísima advertencia de que sé que el subtítulo es en sí desafortunado, puesto que da lugar a pensar a que estoy generalizando a todos los argentinos. No, no creo que todos los argentinos tengan y/o porten esta característica o tendencia al (o a los) personalismo(s). Hecha la advertencia, puedo continuar.
Como señalé más arriba, desde 2005 vivo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y como resultado de toda mi interacción con los habitantes de la CABA y de otras partes de Argentina, puedo decir que noté que un amplio sector de la sociedad argentina tiende a los personalismos. Al hablar de personalismo o personalismos (usaré esta palabra de manera indistinta en singular o en plural) quiero describir a esta actitud individual o colectiva que se caracteriza por atribuirle a una persona destacada en algún ámbito del quehacer humano un conjunto de virtudes extraordinarias, a través de las cuales esa persona deviene no solo en alguien destacado, sino en símbolo de ese ámbito, y que a través de su devenir en símbolo adquiere el rango de punto de referencia, de modelo a seguir por las futuras generaciones en ese ámbito; deviene en el precedente de dicho ámbito del quehacer humano, y como tal, quizás voluntaria o involuntariamente, propicia un conjunto de elementos sociológicos, históricos y/o psicosociales (discursos, imágenes, fechas conmemorativas, etc.) que forjan una identidad social dentro de un grupo humano determinado. La referencia a esa persona en dicho ámbito del quehacer humano no es solo conmemorativa o alusiva o reforzadora de una identidad social, sino que dicha referencia deviene en prescriptiva, es decir, referir a esa persona implica evocar un conjunto de preceptos morales impuestos a quienes estén marcados por el destino o por dicho sector de la sociedad humana que se identifica con ese personaje a desempeñarse como un sucesor –o potencialmente como un superador– de dicho referente. El personalismo es algo así como un mesianismo acotado a un sector o ámbito de la sociedad en particular.
Es propicio también señalar que el personalismo es una tendencia pasible de observarse en cualquier sociedad liberal, no solo en la sociedad argentina. Los principios liberales que rigen nuestra contemporaneidad hacen que todos sintamos al menos admiración por los “súper héroes”. Y no me refiero acá a Superman, al Hombre Araña, o afines, sino a los grandes ejemplos cotidianos de superación individual. El liberalismo, en sus más diversas ramas filosóficas y epistemológicas de expresión, siempre ha exaltado al individuo y a sus virtudes; siempre ha hecho apología de las cualidades de la persona como principal (o a veces única) vía para la conquista de su superación y validación.
Para cerrar esta preliminar conceptualización de lo que quiero decir con personalismo, quiero hacer la honesta confesión de que esta definición no la estoy sacando de ningún autor en particular. Si tuviera que aludir a algún autor para no carecer de “referencia bibliográfica” alguna, creo que la noción de líder carismático de Max Weber es la que más se aproximaría a la idea de personalismo que pretendo transmitir. Continúo.
Dicha inclinación al personalismo por parte de los argentinos la veo plasmada en dos grandes personajes de la historia argentina: Juan Domingo Perón y Diego Maradona. No quiero acá aludir a la biografía de ambos personajes (porque de ambos solo conozco fragmentos), sino a lo que despiertan en sus seguidores. Lo digo de manera más parcial: aludiré a lo que pienso que despiertan en sus seguidores. Quiero ir desglosando en relación a cada uno de estos personajes los aspectos que mencioné en el título de esta sección.
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Recomiendo leer el ensayo completo, para tener una perspectiva acabada de la mirada desde la cual parte el autor.
En la primera sección, el autor se presenta a sí mismo para que el lector pueda entender la subjetividad desde la que aborda el tema.
En la segunda parte, comenta cómo pudo resolver los estereotipos clásicos que se tiene de los argentinos, sobre todo en el extranjero, brindando su experiencia al conocer la cultura local en su interacción con la sociedad argentina en distintos ámbitos.
Por último, encara el tema en cuestión, del cual aquí sólo aparece un fragmento.
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Buena individuación de los protagonistas como arquetipos del liderazgo personalista. Asimismo, la caracterización de la sociedad argentina que, al modo del resto de la sociedad occidental, es per se, liberal e individualista. Con mínima discrepancia, más de forma que de fondo, estoy de acuerdo con tu ensayo.
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