
El sábado 4, se reunieron cientos de miles de evangélicos a un costado del obelisco (Buneos Aires). Fue una multitud impresionante que, largamente, superó las expectativas. El motivo es conocido; decir “no” a Ley del Aborto o Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. No fue la primera concentración evangélica en la zona céntrica de la ciudad de Buenos Aires, pero sí, la más numerosa. Algunas de ellas fueron reuniones al aire libre del evangelista Luis Palau y otras fueron concentraciones de evangélicos de la ciudad y del conurbano bonaerense.
Ante esta manifestación, no deja de llamar la atención que, para el tratamiento de la ley de “matrimonio igualitario”, no haya habido una demostración del mismo tipo; aun cuando hubiera sido de menor cantidad de participantes. No, no la hubo y no se entiende por qué. Sí, hubo una cierta cantidad de evangélicos que se unieron a otros grupos que estaban en contra de esa ley. La pregunta es pertinente porque, obviamente, ambos temas han sido y siguen siendo sensibles al pensamiento y los valores cristianos.
Lo cierto es que, esta reunión, llamó la atención de los medios de comunicación. Un canal de cable, el de mayor audiencia, televisó en vivo, y el día posterior, los diarios más importantes la mencionaron en sus primeras planas y continuaron en las páginas interiores, resaltando con grandes fotos la importancia de dicho evento evangélico.
Otro punto que es dable mencionar es que esta concentración se realizó antes del tratamiento de ley en la segunda cámara del Congreso, la de Senadores, y no antes de su discusión en la primera cámara, la de Diputados. Es decir, recién cuando el Senado se aprestaba a su debate, después de haber sido aprobada en Diputados. Uno imagina que esto se debió al hecho que, desde meses antes de su debate y hasta último momento, se descontaba que la ley iba a ser rechazada en la Cámara Baja. Pero, como es de público conocimiento, la misma fue aprobada debido a que varios diputados cambiaron su voto a último momento. Esta es una información que dio, de primera mano, una diputada muy conocida. La misma afirmó que la enorme concentración a favor de la ley que se realizó fuera del Parlamento, en el mismo instante del debate, logró que algunos diputados cambiaran de idea y se lograra la segura victoria del No.
Por estas y otras razones, como el hecho de no ser sorprendidos por los manifestantes a favor del aborto, y pedidos de una senadora de gran respaldo para el No; se realizó esta masiva concentración sobre la avenida 9 de Julio. Fue vasta la cantidad de creyentes que se dieron cita en el evento. Un número de peso, teniendo en cuenta que fueron creyentes de un segmento de las comunidades evangélicas. Quedó afuera un sector que, con las mismas ideas, no concurrió y otro segmento que manifiesta ideas ambiguas o decididamente aprobatorias de esta ley. A grandes rasgos, esa sería una posible división del espectro evangélico actual ante este caso.
Otra actitud tomada por los evangélicos fue la de completar listas con su nombre y documento, que se repartieron en las iglesias, entre otros lugares, las que llegaron a alcanzar el millón de firmas y que fueron entregadas a la senadora que había solicitado un apoyo masivo para los que iban a votar en el Senado en contra de esta ley.
El acto, en sí, que se presentó sobre el escenario no se diferenció de anteriores reuniones de los evangélicos. Hablaron diversos oradores de forma breve, hubo varias oraciones por los distintos motivos que se relacionan con esta ley; como el caso de las mujeres que están embarazadas y están dudando en proseguir o no con el embarazo, las que ya se practicaron un aborto y además, por las madres que están sosteniendo solas el hogar. También hubo música y canciones, algunas compuestas especialmente para la ocasión, dada la temática de su letra. Otros solistas y grupos cantaron su repertorio más conexo con la consigna y, por fin, se cantaron un par de canciones que el público conocía y pudo cantar junto con los intérpretes. Otra actividad que se hizo fue la limpieza posterior del lugar por parte de gente voluntaria que recogió todo lo que fue descartado por los asistentes. Esto fue importante, porque es de recordar que cuando se llevó a cabo la primera reunión con Luis Palau, en los bosques de Palermo, una revista famosa de la época, además de escribir con ironía sobre el acto, se interesó en mostrar fotos donde se veía la basura acumulada, por lo que no ahorraron adjetivos descalificadores para con los evangélicos. Así que la limpieza fue pertinente para no volver a ser maltratados por la prensa.
La venta de pañuelos celestes en los alrededores de la concentración demostró que, además de ser un negocio, los vendedores presintieron que iba a ser un número importante la cantidad de gente que se iba a congregar allí. Como es sabido, el pañuelo celeste fue utilizado para visibilizar a las personas que están a favor de las dos vidas, en contraposición al pañuelo verde, que utilizan los que están a favor de la legalización del aborto. Este último se empezó a utilizar el 8 de marzo en el acto por el Día Internacional de la Mujer. Pero fue cooptado por los pro-aborto, algo que fue criticado por varias dirigentes feministas que no desean ligar los dos postulados en una misma causa.
Algunos comentaristas políticos han hablado de que con esta discusión se ha abierto una nueva “brecha” en la Argentina, en este caso, social, con algunos parecidos a la llamada “brecha política”, dado que ha abierto una división en la sociedad. Lo expresan teniendo en cuenta ciertas manifestaciones de parte de grupúsculos ultra feministas que se han manifestado en la vía pública en forma violenta. Sin embargo, dada la poca entidad de estos hechos, es de considerar que no se ha llegado al extremo de producirse una “brecha” porque, de ninguna manera, en la sociedad se han percibido confrontaciones familiares, de amigos, vecinos y compañeros de estudio o de trabajo como sí ha ocurrido con la brecha política.
Más que nada, la del sábado fue una manifestación que sirvió a las congregaciones evangélicas que se hicieron presente para demostrar su poder de convocatoria. Y que los medios y la gente en general, vieran la capacidad de exteriorizar visibilidad de los evangélicos. Es decir, tranquilizó el desvelo eterno de la comunidad evangélica que ha sido, últimamente, el de demostrar que ha crecido y ya no es más un pequeño grupo. Es que, no casualmente, en estos momentos, se está tratando en el Congreso una ley que reforma una anterior escrita en la época militar, sobre un renovado derecho de las iglesias no católicas a llevar a cabo un culto libre.