Cómo se resiste el argentino al Evangelio

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LogoCuando presentamos el Evangelio, queremos que las personas lo vean tanto intelectualmente plausible como existencialmente creíble. En otras palabras, el mensaje evangélico debe ser verosímil, debe encajar dentro del ámbito de las posibilidades y debe ser susceptible de ser vivido, lo cual implica que sea posible demostrarlo (en este sentido, somos vivos ejemplos de la enseñanza bíblica ante los no creyentes, para bien o para mal).

Hay cuatro tipos de obstáculos que se oponen a la plausibilidad y la credibilidad del Evangelio:

Intelectuales: son las objeciones que se refieren a la exclusividad de la fe cristiana, la perplejidad frente al 15mrangry-colorsufrimiento y la maldad del mundo, y la resistencia ante la autoridad de la Biblia.

Personales: incluyen las experiencias de cada uno con el sufrimiento, la injusticia y la maldad, que nos hacen cuestionar la bondad, el poder, la justicia y la sabiduría de Dios.

Espirituales: consisten en la influencia del pecado sobre nuestra mentalidad y en la opresión demoníaca.

Sociales: son las costumbres, los valores y las prácticas que se dan en el círculo familiar o en un grupo, clan, tribu, grupo étnico, género o nación.

Entonces, nos preguntamos: ¿Qué tipo de objeciones caracterizan la resistencia del argentino al Evangelio? ¿Serán intelectuales, como podrían ser el catolicismo (eclesiología y doctrina), el existencialismo o el pragmatismo? ¿Serán los traumas causados por la tragedia personal y colectiva, como en el caso de la inestabilidad social y económica o lo que conocemos como el Proceso de Reorganización Nacional? ¿Serán espirituales, como la salvación por las obras, el pecado sexual oculto o la participación en alguna secta? ¿O será que las principales objeciones al Evangelio para el argentino hayan su origen en cuestiones sociales?

Según los estudiantes de un curso de apologética que dicté hace poco, la respuesta está en las cuestiones sociales. La resistencia que los argentinos oponen al Evangelio está más ligada a costumbres, valores y prácticas sociales que a los argumentos intelectuales o a las vivencias asociadas con la maldad y la injusticia.

Con mucha franqueza, mis alumnos enumeraron las siguientes debilidades y características de la cultura argentina como agentes que inhiben la influencia del Evangelio y también del discipulado:

Las supersticiones: Muchos se ven atraídos a cultos y experiencias místicos, mientras que otros tienden a aceptar la teoría conspiratoria que les parezca más convincente, sea cual sea esa teoría.

Una dinámica de orgullo y vergüenza: Por un lado, los argentinos se creen superiores a los demás pueblos de Sudamérica, mucho más sofisticados que los chilenos y los colombianos y, sin lugar a dudas, mejores que los paraguayos y bolivianos. Por otro lado, su vergüenza se expresa en frases como “¡Este país es un desastre!” y “Somos un país de tercer mundo”. Pensemos también que el argentino muchas veces muestra una antipatía explícita hacia los norteamericanos y europeos. Por ende, el orgullo evita una apertura hacia los demás pueblos y la vergüenza impide la toma de iniciativa.

Las relaciones: La vida social demanda mucha más lealtad que incluso la iglesia. Cuando hay, por ejemplo, un partido de fútbol importante o una fiesta de cumpleaños, el argentino no asiste ni a la iglesia, ni al grupo de estudio bíblico ni a las reuniones de grupos pequeños.

La vagancia (que incluye la apatía intelectual y la falta de curiosidad, así como una aceptación pasiva del status quo): Mis alumnos expresaron vergüenza y frustración ante la falta de compromiso y voluntad de sacrificarse, o la incapacidad de continuar una actividad o ahondar en los conocimientos, y los consideraron obstáculos cruciales a la hora de pensar el Evangelio y el discipulado y actuar en consecuencia. Al relacionar estas cuestiones, mencionaron el fenómeno del “chanta”.

19mrpuzzled-colorNo hay duda de que las objeciones y los obstáculos que limitan el crecimiento espiritual varían si tenemos en cuenta distintos contextos económicos, educacionales y geográficos dentro del país.

¿Ustedes tienen una perspectiva distinta de la de mis alumnos, o creen que son planteos válidos en general para todos los sectores de la sociedad argentina?

4 comentarios

  1. Creo que la mayoria de las personas no se comprometen con Dios porque no quieren ceder el control de sus vidas a nadie, quieren seguir en sus caminos y asi lo expresan. La otra razon por la que pocas personas se comprometen con Dios es porque no han tenido una buena presentacion del evangelio seguida por una invitacion concreta. Cada pescador tiene su metodo, y se hace experto en usarlo. La practica hace a la excelencia- Felicidades a los pescadores de almas.

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