Uno de los oradores cristianos argentinos que más me gustan es Salvador Dellutri. Admiro su pasión por la verdad, por la iglesia y por su nación. En mi canal de YouTube (Lester R. Juarez), publiqué uno de sus videos y, tal como lo reflejan algunos comentarios, ha tenido bastante popularidad: “A mi criterio, es el pensador cristiano más interesante que tenemos en Argentina”; “Yo estoy en México y, tanto mi hija como yo, pensamos que es el mejor predicador actualmente y por mucho!!!”.
Hace poco, Dellutri publicó un artículo interesante: “La Biblia: base y esperanza de la Argentina” (en el libro La Biblia en la cultura argentina). Muchas de sus afirmaciones despertaron en mi mente algunas preguntas que luego propondré para el debate (más abajo). A continuación, cito tres párrafos de las páginas 9 y 10 (mis preguntas están basadas en las frases que resalto en cursiva, tanto en el título del artículo como en el cuerpo del texto).
La Argentina actual, a doscientos años de aquel 9 de Julio de 1816 en que un grupo de patriotas declararan nuestra independencia, es una nación frivolizada, materialista, violenta y hastiada de corrupción, resultado de una siembra sistemática y perniciosa que, basada en filosofías humanistas con erradas concepciones antropológicas, ha ido minando la mente de jóvenes y adultos. Tenemos independencia política, pero somos esclavos de la decadencia y siervos de la corrupción.
[…] Frente a esto, nos preguntamos: ¿Podemos tener esperanza? La respuesta debe darse sin falsos optimismos ni tenebrosos pesimismos, porque la esperanza está condicionada. Podemos tener esperanza, si, como en los tiempos del escriba Esdras (reconstructor espiritual de su pueblo) estamos dispuestos a refundar nuestra nación sobre principios espirituales válidos. Si como argentinos rescatamos ese libro fundacional [la Biblia] para volver a encontrar en sus páginas el camino perdido. Podemos tener esperanza si estamos dispuestos a arrepentimos, en el sentido bíblico y evangélico del término.
[…] Es hora de que en nuestra patria resuene la palabra arrepentimiento, porque un arrepentimiento genuino (fruto del quiebre de nuestra soberbia) se manifestará en cambios auténticos que devolverán credibilidad a los ciudadanos y las instituciones.
Primer punto: “Refundar nuestra nación”
1) ¿Qué significa en la práctica? ¿Debe haber una restauración de los principios fundacionales de la nación? ¿Esos conceptos son puramente bíblicos o son una mezcla de cosmovisiones e ideas políticas, como sucede en Estados Unidos? Respecto del prefijo “re”, ¿indica la creencia de que Argentina, en algún punto de su historia, fue una república bíblica, que desde entonces se ha desviado de su verdadera esencia? ¿Cuál es la verdadera identidad de Argentina? ¿Cuál es su verdadero propósito?
2) Los medios para obtener la independencia, ¿fueron justos y proporcionados en cuanto al uso de la fuerza y la violencia? ¿Los pueblos indígenas recibieron un trato justo? ¿Qué visión histórica y percepción actual tienen los argentinos al mirar a otras naciones de Sudamérica?
Segundo punto: “Esperanza de la Argentina”
1) ¿Cuál es la esperanza de la Argentina? Si nos basamos en el primer párrafo de la cita, parece que esa esperanza fuera revertir la cultura corrupta y materialista que impregna la nación. Por otro lado, parecería que esa esperanza es que haya una restauración de los “principios espirituales válidos” por medio de un arrepentimiento masivo o avivamiento. Guatemala ostenta una población que aplica el evangelismo de forma activa y generalizada, pero también es una nación donde hay una tremenda corrupción y pobreza. ¿Cómo podríamos, como argentinos, evitar tener el mismo destino, incluso si “estamos dispuestos a arrepentimos, en el sentido bíblico y evangélico del término”?
2) En términos realistas, ¿qué visualizamos para Argentina?¿una república “cristiana”, un capitalismo democrático o un movimiento de reforma social?
3) Esta visión, ¿propone algún rol para quienes no están de acuerdo con el evangelicalismo o quienes sostienen una cosmovisión no cristiana? ¿Hay lugar para el bien común, basándonos en la gracia común y la revelación general, para quienes tienen cosmovisiones distintas a la nuestra?
4) ¿A quién y para quién es aplicable la esperanza bíblica: la iglesia o la nación? ¿A quiénes aplica el siguiente pasaje?: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Cr. 7:14).
Tercer punto: “Si rescatamos ese libro fundacional”
1) Hablando en términos prácticos, ¿qué se necesita para rescatar “ese libro fundacional”? ¿Leer la Biblia en escuelas y universidades públicas? ¿Abrir centros cristianos de estudio e investigación? ¿Fundar una universidad cristiana? ¿Apoyar a los profesores cristianos que trabajan en las universidades? ¿Ofrecer becas a los creyentes que buscan obtener títulos de posgrado? ¿Enseñar desde el púlpito en contra del anti-intelectualismo y la ignorancia bíblico-teológica? ¿Cuál es la infraestructura institucional, económica y educativa necesaria para implementar esta visión?
2) ¿Cómo aplicaríamos esta visión en contextos en los que la cosmovisión cristiana es intelectualmente implausible y poco atractiva en términos existenciales entre los intelectuales de una sociedad? ¿Cómo aplicaríamos esta visión en entornos donde los cristianos quedan excluidos del rol de guardianes de la cultura, y carecen de poder político, una educación superior o recursos económicos? ¿Cómo aplicar esta visión cuando el catolicismo tiene un vínculo tan estrecho con el estado?
Cuarto punto: “Es hora de que en nuestra patria resuene la palabra arrepentimiento”
1) ¿Quién tiene que arrepentirse para que haya “cambios auténticos que devolverán credibilidad a los ciudadanos y las instituciones”? ¿La iglesia o la nación?
2) ¿Quién necesita ser restaurada: la iglesia, la nación o ambas? ¿Por qué?
3) ¿Arrepentirse implica atender a la exhortación de Pablo de “no se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente” (Ro. 12:2a [NVI])? De ser así, ¿qué recursos e infraestructura necesitamos?
4) ¿Cuál es el verdadero llamado de los cristianos en Argentina? ¿la restauración nacional y cultural, o la madurez de la iglesia?
5) ¿Qué tipo de referentes intelectuales necesitamos para cumplir esa visión y qué tipo de preparación se necesita?
Traducido por Micaela Ozores