La Biblia y el intelecto: Cómo amar a Dios con la mente (Parte 1)

 Congreso International de la Biblia 15 al 18 de noviembre, 2017
Buenos Aires, Argentina
Por Dr. Richard L. Smith

Introducción
¿Cuántos han visto o la película Apollo 13? ¿Se acuerdan, hacia el final de la película, de que cuando están regresando a la tierra, ocurre un fallo eléctrico catastrófico? Entonces, el capitán envía un importante mensaje por radio como si no pasara nada. Su comentario es un buen ejemplo de una sutileza. Dijo, “Houston, tenemos un problema”. Hoy quiero decir, “Iglesia, tenemos un problema—un problema muy grave”.

El título de mi presentación es: “La Biblia y el intelecto: Cómo amar a Dios con la mente”. Por supuesto, eso es decirlo de manera positiva. El título original era: “El anti-intelectualismo y la Biblia: Cómo amar a Dios con la mente”. Por lo tanto, en mis comentarios, hoy quiero presentar un tema grave—el anti-intelectualismo entre cristianos—y luego sugerir una solución. Al final, proveeré algunos consejos acerca de la aplicación.

Entiendo que quizás esto no se aplique en tu caso. Después de todo, estás aquí asistiendo al taller. Ya te preocupa el anti-intelectualismo y quieres amar a Dios con tu mente. Así que, para algunos, lo que voy a decir es muy básico. Pero, debemos comenzar por algún lugar y, si el Señor lo permite, algo dinámico emergerá del tiempo que compartamos hoy.

El problema
Quiero contarles una historia. Hace muchos, muchos años, en un pasado muy lejano, hubo una reunión muy importante. Era una sesión de planeamiento estratégico y los participantes eran demonios. El tema sobre la mesa era cómo marginar a la iglesia y minimizar su influencia. Los planes generados en esta reunión tuvieron un impacto enorme en la iglesia evangélica.

El líder explicó que Satanás buscaba nuevas ideas y estrategias, y los instó a los asistentes a pensar juntos. Déjenme leerles un registro de aquella reunión. Un demonio en particular, muy inteligente, tuvo una idea innovadora.

Mi plan consiste en dos partes. Primero, llevaremos a los cristianos a redefinir la espiritualidad. Tienen que llegar a creer que la espiritualidad es algo privado y emocional. Será algo que sienten, pero no algo que piensan. También podemos enseñarles que la espiritualidad existe para la auto-promoción y la auto-realización.

La segunda parte tiene dos partes. Primero, introduciremos las dimensiones de lo sagrado y lo secular. Ya no creerán que su evangelio (lo cual para nosotros es herejía) se aplica a toda la vida. Sólo se aplicará a su propia experiencia religiosa personal y privada.

Operaremos de la siguiente manera. Ya que la nueva espiritualidad será individual y subjetiva, los cristianos descuidarán cada vez más las dimensiones exteriores, como la sociedad y la cosmovisión, porque serán vistos como seculares e intelectuales. En cambio, se enfocarán en ellos mismos y en sus familias. Verán el día domingo y la iglesia como cosas sagradas. Pero el resto de la semana, de lunes a sábado, será considerado secular. Como resultado, desarrollarán dos modos de pensar y actuar. Tendrán una manera de pensar y actuar para momentos espirituales y otra para momentos seculares.

El otro aspecto de la segunda parte es el más importante. Gracias a la división sagrado-secular, los entrenaremos a pensar sólo de lunes a sábado, en el ámbito secular, en referencia a sus trabajos y asuntos prácticos. De hecho, ¡tendrán miedo de pensar acerca de su fe y la Biblia! ¡Creerán que es más espiritual no usar sus cerebros!.

Entonces, haremos que sean estúpidos e irrelevantes para la sociedad. Y, prácticamente hablando, ¡nos entregarán el mundo ellos mismos! ¡Implementaremos nuestra agenda! ¡Usaremos nuestros representantes y nuestros métodos para lograr nuestras metas estratégicas!

Por supuesto, el relato que acabo de compartir fue sólo un cuento, ¿sí? Es sólo una fantasía. ¿O no? ¿Representa algo real? ¿Los cristianos, de hecho, hemos llegado a ser estúpidos e irrelevantes como dijo el demonio? ¿De verdad vemos la realidad desde una lente sagrado-secular? ¿Ignoramos la idea de cosmovisión? ¿Nuestra espiritualidad de verdad se enfoca en sentimientos y experiencias y no en nuestra capacidad de pensar?

En el país donde nací y viví casi toda mi vida, los Estados Unidos, sé que muchos líderes evangélicos responderían que sí. Están aturdidos y desanimados por el nivel de ignorancia bíblica y teológica entre los creyentes. Están muy preocupados por la mezcla de la idolatría y el Evangelio.

Sé que los evangélicos aquí tienen poca influencia en el ámbito público y el mundo intelectual. Sé que el freudismo, el naturalismo y el marxismo son cosmovisiones dominantes en algunas universidades. Un pastor conocido, una vez, me dijo que la razón principal por la cual el cristianismo tiene poco impacto entre los intelectuales es que muy pocos evangélicos poseen una preparación académica alta.

Me pregunto: ¿Hay artistas o músicos que claramente expresen una cosmovisión bíblica? ¿Cuántos científicos, políticos o sociólogos llevan a cabo su trabajo motivados e informados por la Biblia?

Sé que un gran porcentaje de pastores tienen muy poca capacitación teológica. Sé que, muchos padres, temen profundamente que sus hijos pierdan su fe al estar expuestos a diferentes cosmovisiones en la universidad. De hecho, algunos padres me han dicho que las iglesias no preparan a sus jóvenes para el futuro.

Les tomo una prueba. ¿Qué saben los cristianos acerca de la expiación? ¿Acerca de los seres humanos como imagen y semejanza de Dios? ¿De los impactos intelectuales, psicológicos y sociales del pecado? ¿De la gracia común, la revelación general, la religión o la cosmovisión? ¿Pueden explicar la infalibilidad y la inspiración de las Escrituras? ¿Entienden el Credo Apostólico? ¿Qué enseña la Biblia acerca del sufrimiento, la muerte y el mal? ¿Acerca de la idolatría, el cielo y el juicio? Sólo para comenzar…

Los cristianos aquí me dicen que no les gusta un abordaje intelectual de la Biblia. Me han dicho que los argentinos piensan de manera pragmática. Prefieren enseñanza práctica y aplicación. En otras palabras, prefieren pensar en términos de “cómo” y “cuándo” en vez de “qué” y “por qué”. El problema es que la Biblia no comparte esta perspectiva—ni tampoco la historia de la Iglesia. En la Biblia, no existe ninguna separación entre teoría y práctica, entre teología y aplicación.

Déjenme darles dos ilustraciones breves acerca de las limitaciones de sólo pensar en el “cómo” y el “cuándo”. Imagínense que un cirujano les dice “Te quitaré el apéndice” pero sólo sabe de técnicas quirúrgicas—poco y nada de la anatomía. O, imagínense que un piloto les dice “Los llevaré a Miami” pero sólo sabe despegar y aterrizar. Nunca estudió aerodinámica. ¿Pondrían sus vidas en las manos de estas personas? ¿Nosotros somos dignos de confianza si estamos mal informados y somos ignorantes? La gente, ¿debería confiar en nuestro mensaje si ni siquiera sabemos qué creemos y por qué?

A continuación, hay tres ilustraciones de la relación entre teoría y práctica en la Biblia:

La sabiduría es la capacidad de aplicar el conocimiento de manera recta y efectiva. Es imposible separar la capacidad (aplicación) del conocimiento (teoría) sin perder la efectividad o la santidad.

Juan escribió: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Es imposible amar de manera efectiva si no entendemos el amor previo de parte de Dios hacia nosotros y la teología de la cruz.

Pablo escribió: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…” (Rom. 12:1-2). Las palabras claves son “Así qué”, las cuales significan “basado en lo que acabo de decir, la aplicación es…”. Nuestro entendimiento no puede ser transformado a menos que entendamos primero lo que Pablo enseña en Romanos 1-11. La teología y la aplicación trabajan juntos.

Me pregunto: ¿Cómo ven los no cristianos a los evangélicos aquí en Buenos Aires? ¿Nos vemos como ignorantes e irrelevantes? Me pregunto si piensan como esta ex atea antes de ser cristiana:

Creía que la fe por definición era irracional, que significaba creer en la veracidad de una afirmación sin ninguna razón… nunca se me ocurrió que podría existir un camino hacia la fe en Dios que incluya la razón, o que podría haber evidencia de las afirmaciones del cristianismo… Creer era irracionalidad a demanda a fin de obtener un premio: La invitación evangélica de “¡aceptar a Jesús y recibir la vida eterna en el cielo!”. Eso no me parecía muy tentador… La fe, en el mejor de los casos, era una ilusión, y en el peor de los casos, una hipocresía total… Los llamados “creyentes” o eran hipócritas o necios auto-engañados…Era una pérdida de tiempo siquiera considerar alguna afirmación hecha por un cristiano acerca de la verdad… Mi imagen de la fe cristiana era una ficción ventajera y políticamente útil… Veía a los cristianos como débiles e incapaces de enfrentar la verdad… El cristianismo era un artefacto histórico, o una mancha en la civilización moderna… Eran anti-intelectuales dignos de lástima… Sus creencias, completamente privadas y subjetivas.

Creo que debemos admitir, por lo menos, que tenemos un problema grave en el área de relaciones públicas. Debemos mejorar la manera en que expresamos nuestra fe. Pero creo que también tenemos un verdadero problema que sólo se puede definir como anti-intelectualismo. Esto es no amar a Dios con la mente, elegir la ignorancia, abrazar la mala información, aceptar ídolos culturales, descuidar la voz profética de la iglesia—todo para satisfacer el estereotipo negativo que la sociedad tiene de los evangélicos, ignorar la sabiduría de Dios y negarle honor a Dios en el mundo de las ideas.

Si no sabemos qué creemos ni por qué, entonces no lo podemos explicar ni defender. También seremos influenciados por ideas populares del mundo. Esto produce combinaciones idólatras como Jesús y el marxismo, Jesús y el consumismo, Jesús y Freud, Jesús y Trump, y aun Jesús y Perón. En este caso, Jesucristo jamás será suficiente como Señor y Salvador. Jamás confiarán en Su Palabra. Y nuestro testimonio carecerá de credibilidad.

Piensen en esto: Invertimos muchos años y a veces mucho dinero para recibir un título universitario. ¿Para qué? Para conseguir un buen trabajo que nos permita ganar mucho dinero, lo cual nos brinda un mejor estilo de vida, una quinta, un departamento cerca de la playa o un viaje a Disney. Y está bien. Pero, ¿por qué creemos que es sabio obtener un título universitario para tener éxito en este mundo, pero que no es necesario que los cristianos entiendan la cosmovisión bíblica? En otras palabras, buscamos un título universitario para prosperar en esta vida, pero no llegamos ni siquiera a un nivel primario en cuanto a conocimiento bíblico-teológico que nos beneficia tanto en este mundo como en el que está por venir.

En el tiempo que he vivido en Argentina, he llegado a amar a la gente y la nación. Admiro la gran resiliencia e ingenio de los argentinos en medio de muchos cambios y pruebas. Hablo algo de castellano, tomo mate (amargo) y, de vez en cuando, hago un asado aceptable. Y tomo mucha Hepatalgina.

Pero también noto algo negativo: He observado poca curiosidad intelectual acerca de teología o cosmovisión bíblica. Mucha gente parece estar conforme con un conocimiento superficial y práctico. Y, en mi experiencia, cuando hay gente que desea aprender, su compromiso con el proceso es débil. Hay tantas distracciones culturales…

Entonces, ¿somos estúpidos e irrelevantes como dijeron los demonios? O nos parecemos a los hijos de Isacar, “entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos” (1 Cron. 12:32).

Déjenme contarles ahora acerca de la solución bíblica a nuestro problema.

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