Hoy en día, en Estados Unidos, uno puede comprar libros con el título de Computadoras para Dummies [para tontos] o Inversiones para Dummies. Tengo un libro que se titula Filosofía Simplificada [Philosophy Made Simple] (lo cual es un oxímoron, si alguna vez he visto uno). Uno puede comprar, por ejemplo, El Jesús histórico para tontos [The Historical Jesus For Dummies] o la Guía para torpes de los Evangelios Gnósticos [Idiot’s Guide to the Gnostic Gospels]. De hecho, a veces es de mucha ayuda presentar los conceptos difíciles siguiendo el principio K. I. S. S. S., una sigla inglesa que significa: “Keep it short and simple, stupid!” (¡Que sea breve y simple, estúpido!).
Por esa razón, en esta entrada al blog y en las cuatro que le siguen vamos a hablar del Evangelio “simplificado”. Supongo que podríamos llamar a esta serie corta “El Evangelio para Dummies” por dos motivos. Por un lado, el mensaje de salvación es bastante sencillo. Si nos basamos en 1 Tesalonicenses 1:9-10, tan sólo necesitamos entender tres palabras pequeñas y un poco de su contexto. De ese modo, tendremos una buena base sobre la cual empezar a comprender y comunicar el Evangelio. Por otro lado, desde la perspectiva más abarcadora que nos ofrece la cosmovisión bíblica, el Evangelio no es simple en absoluto: al contrario, es más bien profundo y exhaustivo.
Comenzando desde la segunda parte del versículo 9, el pasaje de 1 Tesalonicenses 1:9-10 está constituido por un sujeto, tres verbos principales y cinco cláusulas explicativas. Estructuralmente, podríamos ilustrar el texto de la siguiente forma:
Ustedes | se convirtieron | de los ídolos | a Dios |
(para) servir | al Dios vivo y verdadero | ||
(para) esperar | de los cielos a su Hijo | ||
al cual resucitó de entre los muertos | |||
quien nos libra de la ira venidera |
Ustedes
En primer lugar, es muy importante preguntarnos: ¿a quién se dirige Pablo? El sujeto de la oración, “ustedes”, se refiere principalmente a los paganos convertidos de Tesalónica. En el contexto del versículo, podemos identificar por sujeto a aquellos que en otros tiempos eran idólatras, sobre quienes permanecía la ira de Dios.
En segundo lugar, podemos observar que los testimonios de las dos cartas de Tesalónica revelan la mentalidad y estilo de vida de estos antiguos idólatras: perseguían a los cristianos (1 Ts. 2:14); practicaban la inmoralidad sexual (1 Ts. 4:3); eran libidinosos (1 Ts. 4:5) e impuros (1 Ts. 4:7); estaban embebidos en la oscuridad espiritual (1 Ts. 5:5-6); estaban contados entre los que “no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio” (2 Ts. 1:8, RVC); y eran “perversos y malos”, carentes de fe (2 Ts. 3:2). Esta descripción puede verificarse en contraste con la caracterización de Pablo del ambiente hostil al que se enfrentaban los nuevos creyentes, que se habían vuelto de la idolatría: habían “recibido la palabra, en medio de mucha tribulación” (1 Ts. 1:6; 1 Ts. 3:3; 2 Ts 1:6) y “en medio de mucha oposición” (1 Ts. 2:2). Pablo les dice: “también vosotros padecisteis los mismos sufrimientos a manos de vuestros propios compatriotas” (1 Ts. 2:14; 2 Ts. 1:5), “en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis” (2 Ts. 1:4).
En tercer lugar, es útil prestar atención a los valores y prácticas asociadas a los idólatras en el contexto de todo el Nuevo Testamento: son “la gente inmoral de este mundo”, “los avaros y estafadores”, “los idólatras” (1 Co. 5:10), inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, difamadores, estafadores (1 Co. 6:9-10), idólatras, personas que practican inmoralidad sexual, murmuradores (1 Co. 10:6-10); inicuos (2 Co. 6:14), en “armonía (…) con Belial [Satanás]” (2 Co. 6:15). La Palabra dice al respecto que “las obras de la carne son (…) inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías” (Gá. 5:19-21) y enumera “inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría” bajo el título de “todo lo que es propio de la naturaleza terrenal” (Col. 3:5, NVI). Caracteriza “lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables idolatrías” (1 Pedro 4:3); y agrega: “Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Ap. 21:8).
¿Esas palabras lo describen a usted en su vieja vida de idolatría y desobediencia?