Introducción a la apologética: Los Proverbios y la insensatez

Proverbios 1:7 declara: “El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina”. Más adelante, Proverbios 9:10 dice: “El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al Santo es tener discernimiento”.

De acuerdo con la cosmovisión bíblica, la realidad está enraizada en Dios, como una relación entre el Creador y la creación. La capacidad de percibir esta realidad deriva de un conocimiento previo de Dios. “El temor del Señor” es el cimiento existencial, intelectual y espiritual de la existencia humana. Despreciar la sabiduría y la instrucción es abrazarse a una ilusión y a la frustración: la matriz del pecado y Satanás y, en última instancia, la destrucción. Como declaran los Proverbios, ese es el destino del necio y el ateo.

Los Proverbios (y la Biblia en su conjunto) indican que el teísmo cristiano y anti-teísmo (el ateísmo, el agnosticismo o el ateísmo práctico) son las dos únicas opciones disponibles para los seres humanos en última instancia. De hecho, los Proverbios describen las dos presuposiciones, insensatez y fe, en constante lucha entre sí. De acuerdo con Proverbios 9, ambas apelan al simple o “inexperto” desde “lo más alto de la ciudad”, que era la ubicación tradicional de la casa de Dios (o de los dioses). Observen las similitudes y contrastes entre la sabiduría (fe) y la insensatez (ateísmo):

La Sabiduría llama:
La sabiduría construyó su casa y labró sus siete pilares.
Preparó un banquete, mezcló su vino y tendió la mesa.
Envió a sus doncellas, y ahora clama desde lo más alto de la ciudad.
“¡Vengan conmigo los inexpertos! —dice a los faltos de juicio—.
Vengan, disfruten de mi pan y beban del vino que he mezclado.
Dejen su insensatez, y vivirán; andarán por el camino del discernimiento.”
[…]
El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al Santo es tener discernimiento.
Por mí aumentarán tus días; muchos años de vida te serán añadidos.
(Proverbios 9:1-6; 10-11)

La Necedad llama:
La mujer necia es escandalosa, frívola y desvergonzada.
Se sienta a las puertas de su casa, sienta sus reales en lo más alto de la ciudad,
y llama a los que van por el camino, a los que no se apartan de su senda.
¡Vengan conmigo, inexpertos! —dice a los faltos de juicio—.
¡Las aguas robadas saben a gloria! ¡El pan sabe a miel si se come a escondidas!”.
Pero éstos ignoran que allí está la muerte, que sus invitados caen al fondo de la fosa.
(Proverbios 9:13-18)

Tanto la Sabiduría como la Necedad llaman al simple o “inexperto”. Ambas se posicionan a sí mismas en el lugar “más alto”. Ambas ofrecen una forma de entender la vida y un camino para vivirla. Sin embargo, la Necedad es “escandalosa” y “desvergonzada”. Es sensual y provocativa. Está llena de arrogancia y medias verdades. Ofrece al necio el fruto de la impiedad: la rebelión y la maldad. De esta manera, Proverbios 9:1-18 ilustra la estrecha relación que se da entre la necedad (el ateísmo) y la inmoralidad, tal como lo describe el Salmo 14:1-3:

El necio ha dicho en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, han cometido hechos            abominables; no hay quien haga el bien.

El Señor ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguno que entienda, alguno que busque a Dios.

Todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.

Como declaró Ivan Karamazov, el personaje de la novela de Dostoesvsky Los Hermanos Karamazov: “Si no hay Dios, todo está permitido”. La creencia en la impunidad cósmica es una justificación poderosa para los males cometidos en la tierra. Por lo tanto, nuestro compromiso central, ya sea a favor o en contra de Dios, se manifiesta en la manera en que vivimos.

 

Un comentario

Deja una respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.