Les recomendamos leer y reflexionar sobre esta oración por la piedad intelectual. Sería positivo que un discípulo espiritual la leyera cada semana como parte de nuestros devocionales personales. La incluimos en nuestro sitio web junto con nuestra Confesión y Valores del Centro de Estudios Cristianos Kuyper. Desplázate hacia abajo en la página para encontrar: «Oración».
También la reproducimos aquí para su lectura:
ORACIÓN
Elmer Thiessen, PhD
Healthy Christian Minds
(Cascade Books, 2024)
(págs. 160-161)
Oh, Señor, Creador de todo lo que existe y fuente de toda bondad, belleza y verdad; Tú nos has llamado a amarte con todo nuestro ser, incluida nuestra mente.
Dios misericordioso, confesamos que no siempre hemos sido fieles en el uso de nuestro intelecto. A veces, somos intelectualmente perezosos, a veces, demasiado seguros de nosotros mismos, y a menudo, demasiado arrogantes a la hora de dar voz a lo que creemos que es verdad. Cuando no estamos de acuerdo con otros, a veces, no escuchamos atentamente lo que dicen, o distorsionamos lo que dicen. Y a veces, tratamos el diálogo, e incluso la discusión, como una batalla que hay que ganar a toda costa. También confesamos que a veces no tenemos el valor de apoyar nuestras convicciones y callamos cuando deberíamos hablar. Y a veces, hablamos cuando sería mejor callar.
Por todos estos vicios intelectuales, estamos verdaderamente arrepentidos y nos arrepentimos humildemente de nuestros pecados. Perdónanos, Señor y Salvador nuestro, y restáuranos para que podamos servirte en novedad de vida, para gloria de tu precioso nombre
Señor Jesucristo, te pedimos gracia para amar la verdad y ser diligentes en la búsqueda de la verdad. Danos sabiduría, agudeza de percepción, agudeza de entendimiento y capacidad para entender correctamente las ideas. Ayúdanos a evitar el error y a estar atentos a detectarlo. Ayúdanos también a ayudar a los demás a amar la Verdad. Al hacerlo, danos la capacidad de expresarnos con claridad, amor y belleza.
Oramos para que nuestras convicciones sean siempre mantenidas y compartidas con
humildad intelectual. Ayúdanos a reconocer que sólo vemos a través de un cristal oscuro, que sólo conocemos la verdad en parte. Danos la humildad de admitir que podemos estar equivocados.
Recuérdanos que miremos con alegría hacia un tiempo futuro en el que aparecerás en toda tu gloria, en el que te conoceremos plenamente, tal como somos conocidos, y en el que triunfará la verdad. Mientras tanto, ayúdanos a vivir el presente y a ser enseñables.
Te pedimos mentes realmente abiertas al placer de los nuevos descubrimientos, mientras estudiamos tu revelación en las Escrituras y en la naturaleza. Ayúdanos también a tener la mente abierta para considerar las ideas de otras personas que han sido creadas a Tu imagen y que, por tanto, podrían haber descubierto verdades que a nosotros se nos han escapado hasta ahora.
Ayúdanos a mostrar la debida confianza en nuestras convicciones, no demasiado seguros de nosotros mismos, pero tampoco demasiado tímidos, creyendo que Tú, Fuente de toda Verdad, has tenido a bien dejar que los rayos de tu resplandor penetren en la oscuridad de nuestro insignificante entendimiento.
Oramos para que hagamos nuestras esas virtudes intelectuales tan necesarias en un mundo profundamente dividido, con muchas lenguas, cosmovisiones e interpretaciones de la Verdad. Ayúdanos a practicar la virtud de la tolerancia, reconociendo que, si bien los errores no tienen derechos, las personas si los tienen, por lo que hay que darles el tiempo y el espacio necesarios para que manifiesten su interpretación de la verdad.
Ayúdanos también a ser justos a la hora de respetar las creencias de aquellos con los que no estamos de acuerdo, expresando nuestro desacuerdo con gracia y de tal manera que siempre prevalezca la paz. Y danos también valor, frente a la creencia establecida, ya sea en la Iglesia o en la sociedad en general, para expresar nuestra comprensión contraria de la verdad. Pero, de nuevo, ayúdanos a hacerlo con humildad y amor.
Oramos todo esto en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.